En el valle de
Cochabamba desde la época Colonial, La
Troje cumplió el rol de aprovisionamiento de productos agrícolas, especialmente
destinados al consumo masivo de las zonas mineras que, como el caso de Potosí,
congregaban gran cantidad de indígenas mitayos que se sustentaban
fundamentalmente en base al maíz, producto que por las características de clima
y calidad de suelos del valle de Cochabamba se producía en gran cantidad
En este contexto, se
asentaban en el conjunto del valle varias viviendas conformadas en torno a la casa de hacienda, la iglesia y las
viviendas campesinas. Con el transcurrir del tiempo y como consecuencia de las
varias transformaciones socioeconómicas, se alteró esta típica
conformación y sólo han quedado algunas huellas de esta antigua estructura
espacial.
Uno de los monumentos
que certifican hoy, la característica de este pasado histórico cochabambino es
la presencia de algunos edificios, como el caso de La Troje, ubicado en al sudoeste Cochabamba.
Esta construcción
corresponde a mediados del siglo XVIII (Aprox 1755) cuya estructura sigue los principios de la tipología de la primera fase de la Arquitectura Colonial Religiosa. Presenta una planta de nave única con contrafuertes laterales y
una cubierta a dos aguas, bajo el sistema del par y nudo. Los materiales
utilizados son el adobe, la piedra y la teja cerámica cocida siguiendo la
técnica tradicional del Valle de Cochabamba.

En marzo del 2001, La Troje fue declarada por el Vice Ministerio de Cultura: PATRIMONIO CULTURAL DE LA NACIÓN y recibe oficialmente la declaración de Monumento Histórico Nacional.
Luego de varios años de trabajo en la reconstrucción de
este espacio, el 14 de Septiembre de 2008, la H.A.M. DE CBBA, según O. M. Nº
3834/08 otorga a la Troje la distinción “Manuela Gandarillas” en mérito a su
RESTAURACIÓN Y REMODELACIÓN.
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